MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Un fin de semana de carretera, otro más, de viaje interminable tanto en la ida como en la vuelta al otro extremo de la península pero con la ilusión primero y la satisfacción después, de haber conseguido meterse entre los mejores de la liga habiendo pasado ya ocho jornadas. La realidad del baloncesto femenino español, como también de las competiciones FEB, y también porque no, algunos casos incluso en Liga Endesa, nos lleva a larguísimos viajes en autocar donde las jugadoras descansan, leen, escuchan música, debaten, chatean, juegan a cartas, ven alguna película… mientras los entrenadores, que invierten algunas de esas horas en lo mismo, se pasan unas cuantas más barruntando lo que puede ser, lo que será, dónde mejorar, dónde insistir dándole mil vueltas a esa obsesión en la que se convierte su equipo.

Hablamos por teléfono con Gaby Carrasco cuando ya está casi llegando a Huelva tras más de once horas de viaje y su voz transmite cansancio sí pero una satisfacción imposible de disimular. Lleva toda la noche reviviendo un partido magnífico en el que su equipo fue capaz de levantarle doce puntos al hasta domingo líder solitario para acabar llevándose la victoria como botín de regreso a Huelva. “Estamos felices pero no eufóricos y por supuesto tenemos licencia para soñar porque para el CB Conquero ya es un sueño estar en la Liga Femenina, y otro sueño estar en la octava jornada en los alto de la clasificación pero soñamos despiertos, sin dormirnos, sin caer en el error de olvidarnos de quien somos, de dónde venimos…”. Los entrenadores tienen esa obligación permanente de nivelar estados de ánimo y de la misma manera que está psicológicamente demostrado que es mentalmente sano celebrar los éxitos puntuales y compartir sonrisas y abrazos también es aconsejable no perderse en los elogios y pisar fuerte en la tierra. El técnico andaluz sabe de ello, “de haber vivido largos viajes con el desánimo en el cuerpo tras una derrota y también de hacerlo con la alegría. Digamos que la victoria hace menos duro el viaje”.

Una liga abierta, que claro que va definiendo posiciones pero que crea expectativas a muchos equipos que aspiran a un primer objetivo ilusionante como es la Copa de la Reina. “Todos empiezan a ganar, todos empiezan a ajustar las piezas tras unas primeras semanas donde la intensidad de la competición hizo coger inercias buenas a algunos y menos buenas a otros. Ahora, con todo más estabilizado, los equipos van posicionándose de cara a la competición”. Carrasco revive el partido en Girona encontrando la clave del éxito en “poder ser nosotras mismas a partir del tercer cuarto, en tener capacidad para meternos en el partido y mostrar carácter y solidez para jugar los minutos decisivos”. Anda satisfecho el técnico con lo vivido hasta ahora y prevé igualdad y emoción, de momento en la lucha por entrar en la Copa de la Reina;“vaticino que no se decidirá hasta la última jornada” y de cara al futuro “donde hay varios equipos con ambición de estar arriba”.

Quilómetros, horas, días de viaje, en la realidad  de un baloncesto de recompensas íntimas, de satisfacciones menos tangibles y más emocionales. El baloncesto lo viven los entrenadores y los jugadores y jugadores en el antes y el después de esos partidos que sin duda condicionan estados de ánimo. Pero más allá del cansancio físico y mental y como recuerda Carrasco “hay algo que te motiva y que te hace seguir disfrutando día a día, que te hace formar parte de ese grupo de locos y locas por el baloncesto. Hay algo que se convierte en una forma de vida y de la cual uno no puede desengancharse”.