Y de pronto, con el partido atascado y el rival instalado en una defensa zonal apareció Vega Gimeno en la segunda mitad y encadenó una serie de canastas que dieron el oxígeno necesario a su equipo para empatar la serie. De pronto surgió el gen ganador que caracteriza a las jugadoras españolas.
MIGUEL PANADÉS/ ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Lo que reconocen todos y cada uno de los entrenadores de clubs durante la temporada y además seleccionadores españoles en verano relativo a la mentalidad ganadora de la jugadora española está quedando claramente demostrado durante intenso y apasionante Playoff de semifinales entre Rivas Ecópolis y Gran Canaria 2014. Relatábamos las sensaciones transmitidas por Patricia Cabrera y su triple decisivo en el primer partido de la serie y describimos ahora la determinante intervención de Vega Gimeno desde esa posición de “falsa cuatro”. Ella sola durante el tercer cuarto se encargó de destrozar la defensa zonal planteada por Domingo Díaz que parecía, hasta la intervención de la valenciana, estar atascando el ataque de Rivas.
Vega se coló entre líneas y encontró ahí ese espacio intermedio para conseguir buenos tiros y, cuando la defensa ajustó, se abrió tras la línea de tres puntos para soltar su privilegiada muñeca. Pero por encima de las canastas, hechos tangibles, lo que transmitió desde su gesto concentrado fue la mentalidad ganadora con la que ha convivido durante tantos y tantos años en el baloncesto. No en vano esta jugadora nacida en Valencia (1991) y formada deportivamente en Segle XXI durante tres años y que tras una etapa de dos temporadas en la liga Universitaria americana recaló en la Liga Femenina hace cuatro años en Rivas, tiene en su palmarés dos Oros y dos Platas en Europeos y una Plata en un Mundial formando parte de esas selecciones femeninas que se han formado bajo una influencia ganadora que ha ido transmitiéndose de generación en generación hasta acabar consiguiendo una genética competitiva incomparable.
La jugadora española, por naturaleza, no sólo no se arruga en los momentos decisivos sino que disfruta con ellos. En el segundo partido y tras la inoportuna lesión de Chambers fue impresionante ver como Yurena Díaz asumía de pronto un mayor protagonismo ofensivo echándose en equipo a la espalda tal y como hizo días atrás Laura Nicholls en el primer partido de la serie. Pero esta vez la figura clave fue Vega, implacable, fijando y endureciendo la mirada, apretando los dientes, buscando con hechos más que con palabras esa necesaria victoria para seguir vivas en la lucha por el título. Soltando su mano, si temblor, sin dudas. Gen ganador.