Miguel Panadés

Hace meses manejaban un discurso ambicioso, uno desde Andalucía envolviendo los retos en sueños y otro, desde Cataluña, recurriendo a la obligación de competir cuando existe igualdad. Aunque de orígenes y trayectorias diferentes ambos técnicos tienen puntos en común en la exigencia de un baloncesto de alta intensidad, en la construcción de dos equipos consistentes y a la vez agresivos en defensa, ambiciosos y directos en ataque, y siempre y aunque desde la amenaza permanente, ordenados.

Los dos han sabido estar ahí, a la estela de los dos primeros como Perfumerías Avenida y Spar Citylift Girona, pero mostrando autoridad sobre un extenso grupo de perseguidores. Hacer valer los activos también es una virtud y muchas veces cumplir con un objetivo para el que se diseña un proyecto debe considerarse un éxito en la gestión. Hablamos de dos proyectos serios, como tantos en la Liga Femeninas, de clubes que desde la discreción han sabido ir creciendo paso a paso, con la velocidad adecuada hasta situarse entre los cuatro mejores de la competición.

Conociendo el perfil de Miguel Ángel Ortega y de Gaby Carrasco, esas plantillas están ya hoy mismo trabajando para llegar a la lucha por el título en las condiciones adecuadas para disputarlo. No habrá conformismo y, como bien demostró Conquero en la final de la Copa de la Reina, nadie en ese grupo renuncia a nada por muy potente que sea el rival que tengan delante. Sus apuestas por un baloncesto capaz de desafiar cualquier reto los convierten en durísimos rivales, en seria amenazas a esos pronósticos que vaticinaban plácidos paseos.