MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Celebraciones, entrevistas, recepciones, un especial encuentro con el exentrenador del equipo Ramón Jordana y, poco a poco, vuelta a calma, a la reflexión, al análisis necesario para asimilar la sucesión de sensaciones que han envuelto al técnico desde que tocara nuevamente el cielo al frente de su equipo. Hablamos con Roberto Íñiguez y el tono de voz, como siempre sucede en estos, no disimula una satisfacción enorme por un trabajo excelente, por la obtención de un rendimiento máximo del equipo.

Analizamos su llegada, a mitad de temporada y valora ahí gran parte del rendimiento posterior. “En el diagnóstico ha radicado gran parte del éxito. Ahí me siento orgulloso de haber acertado en análisis de lo que sí funcionaba, de lo que realmente valía la pena mantener para, desde ahí, añadir lo que pensaba podría enriquecer al equipo. También era importante un trabajo psicológico necesario siempre que se produce un trauma por un cambio de entrenador y en este sentido el trabajo de equipo de todo el cuerpo técnico con su implicación y relación con las jugadoras ha sido esencial”.

Trabajo en equipo y preparación individualizada se convierten en dos definiciones en las que basa su argumento Roberto Íñiguez. “En el deporte de élite el trabajo individualizado, técnico y físico, es esencial. Luego está el corazón, la identidad de equipo y eso lo genera siempre la cabeza. Por eso digo siempre que el cincuenta por ciento del rendimiento de un equipo se basa en la configuración de la plantilla, juntando jugadoras con calidad baloncestísitica pero también calidad humana, con capacidad para generar la química adecuada”.

Y cuando habla de todos estos requisitos necesarios para conseguir el éxito Roberto Íñiguez menciona la manera de funcionar de las selecciones españolas. “El modelo FEB es un buen referente para los clubes por la manera de gestión desde la dirección deportiva los equipos de trabajo y los jugadores y jugadoras. No hay seleccionadores, hay entrenadores, y se busca una armonía en los grupos que luego demuestra ser clave para obtener éxitos. Vale la pena que los clubes tomemos nota de esa manera de funcionar y la apliquemos a la realidades de nuestros equipos entendiendo siempre que todo es proporcional a los recursos de los que dispone cada uno”.

Una final de Liga Femenina con más de cinco mil aficionados en las gradas y con unas audiencias excelentes. “Entiendo que en Salamanca no estén de acuerdo con esta afirmación pero creo que ha sido bueno para el baloncesto femenino que Girona ganase el título. Se ha creado un clima de expectación impresionante en los medios locales y en la ciudad. Se ha transmitido una ilusión enorme que sin duda calará de cara al futuro”.